He vivido enamorado casi toda mi vida. Pero jamás tanto como cuando vi a la niña azul. Fue tan real como un sueño lo es. Y está viva como yo muerto.
No podía parar de correr,los trancos se hacían perpetuos.No podía contenerlos vidrios que se deslizaban.No podía desdeñarlos esfuerzos que se evaporaban.No podía aún creerque mi destino ya se consumaba.Perdidos se hallaron los transparentes ante nosotroscuando se hacía visible la espera y tu mirada perdida.Al ver nuestro encuentro esmaltado de azul,ellos cayeron, cayeron, cayeron.Cuando mis manantiales arrojaron geranios de felicidad,perdido en tus brazos me encontraba.Podía, ahora, holgar por el resto de los crepúsculospues me había reencontrado con mi amiguita del azur.